Freire expuso un número de innovaciones teóricas y prácticas importantes en la pedagogía que han tenido un impacto considerable en el desarrollo de la praxis educativa actual, especialmente en lo que se refiere a la educación informal y a la educación popular.
Diseñó una pedagogía de la liberación, muy relacionada con la visión de los países en desarrollo y de las clases oprimidas, con el objetivo de la concienciación. Sus mayores contribuciones son en el campo de la educación popular para la alfabetización y la concienciación política de jóvenes y adultos de la clase obrera. Sin embargo, la obra de Paulo Freire va más allá de ese espacio y atañe a toda la educación, siempre con el fundamento básico de que no existe una educación neutra. Según su visión, cualquier educación es, en sí misma, política. Él mismo llamó a su educación para adultos Pedagogía Crítica.
Su Pedagogía del oprimido es uno de los textos sobre educación que más se citan en la actualidad, especialmente en Latinoamérica y África.
Aspectos relevantes de su pensamiento son:
Énfasis en el diálogo: para él, la educación informal es principalmente dialogical o conversacional, más que curricular y basada en contenidos culturales preseleccionados.
Importancia de la praxis en la actividad educativa.
Concienciación del oprimido a través de la educación.
Los principios de la pedagogía de Paulo Freire son las palabras articuladoras del pensamiento crítico y la pedagogía de la pregunta.
alumnos y padres de alumnos en los debates acerca de cuestiones de educación y sociedad.
Trabajar con niños significaba para él tener en cuenta también su entorno social y familiar. Los
problemas como la malnutrición y el trabajo infantil sólo podían resolverse mediante la
participación de los padres.
En su segundo país de exilio, Freire se dedicó principalmente a la educación de
campesinos adultos. El proceso de modernización capitalista de la agricultura chilena había
introducido nuevas máquinas y conocimientos en el campo pero la estructura salarial y de la
propiedad seguía siendo la misma. Por esta razón, Freire propuso un proyecto educativo que
destacaría esta contradicción y fomentaría el debate para superarla. Empezó a comprender que
las reformas iniciadas por la “Alianza para el Progreso” norteamericana no eran sino una
fachada para que el Norte dominara al Sur de manera sutil, moderna y técnico-científica. La
tecnología exportada a América del Sur bajo el nombre de “asistencia técnica” se utilizaba
como un instrumento para mantener la dependencia política y económica, lo que explica el
interés puesto por Freire en su concepto de “invasión cultural” que figura en las primeras
obras que publicó después de irse del Brasil (Sanders, 1968).
Durante este periodo, Freire analizó la cuestión de la “extensión en medio rural”, como
resultado de lo cual publicó ¿Extensión o comunicación? (primera edición en español, ICIRA,
en 1969) sobre la comunicación entre el técnico y el campesino en una sociedad agraria en
desarrollo. Según él, el concepto de extensión de la cultura y el concepto de comunicación de
la cultura son opuestos. A su juicio, el primero es “invasor” mientras que el segundo fomenta
la concientización. La interacción del campesino con el agrónomo debe promover el diálogo.
No es posible aprender si el conocimiento está en contradicción con la vivencia personal. El
agrónomo-educador que no conoce el mundo del campesino no puede tratar de cambiar la
actitud de este último. La intención de Freire era destacar los principios y fundamentos de una
educación que fomente la práctica de la libertad. Esta práctica no debe reducirse a un simple
apoyo técnico, sino incluir el esfuerzo personal de descifrarse a sí mismo y a los demás (Freire,
1969b).
En el marco de los llamados “clubes de trabajadores”, Freire y sus colegas intentaron
conseguir que los trabajadores industriales “examinaran sus problemas individuales y temas
generales” (Freire, 1959, pág. 15). Intentó decir a los trabajadores que no debían dejar
totalmente en manos del SESI la responsabilidad de resolver sus problemas. Ellos mismos
debían tratar de superar las dificultades y obstáculos. La finalidad de esta labor era “integrar al
trabajador en el proceso histórico” y “alentarle a organizar personalmente su vida en la
comunidad”











